Hoy abordaremos sobre las disciplinas o ramas de la psicología clínica, su definición y características.
A pesar de que con el paso de los años la visión sobre las enfermedades y los problemas mentales ha evolucionado considerablemente, es innegable que aun constituyen elementos de gran interés para la comunidad científica.
Cada vez son más los síntomas y trastornos que enfrentan las personas como resultado de la interacción con la realidad y la inadaptación a situaciones de conflicto, duelo, displacer, ocio, abuso de sustancias, etc.
Precisamente de ahí se deriva que cada vez sean más los pacientes o clientes que demandan atención de las disciplinas encargadas de la salud mental de las personas.
La Psicología clínica es una rama o disciplina de la psicología que se encarga de estudiar los factores relacionados con la evaluación, diagnóstico y tratamiento de la salud mental.
De cierta manera abarca también la prevención de las enfermedades mentales y los aspectos relacionados con el malestar subjetivo, el sufrimiento y la desadaptación del individuo aún en niveles no patológicos.
Al ser considerada la ciencia que diagnostica y trata los trastornos mentales, es comúnmente confundida con la Psiquiatría.
No obstante, la mirada hacia el mismo objeto resulta ser diferente en ambas ciencias: La psicología tiene de base el estudio de los procesos psíquicos y su funcionamiento; y la Psiquiatría, como especialidad médica, tiene de sustento el estudio biológico del ser humano.
Lo cierto es que ambas forman parte de las ciencias que estudian e investigan los aspectos relacionados con la salud mental de las personas y sus aportes no resultan contradictorios sino complementarios.
El origen de la psicología clínica se remonta a los trabajos de Lightner Witmer, quien fuera discípulo de Wundt y empleó el termino Psicología clínica por primera vez en el año 1907 para referirse a la práctica que realizaba atendiendo niños desde el punto de vista psicológico.
Sin embargo, a esta clasificación solo se había incluido el proceso de evaluación y diagnóstico.
No obstante, luego de la segunda Guerra Mundial, a tenor de la cantidad de personas afectadas desde el punto de vista psicológico por los avatares de la guerra, se incluye dentro de esta rama psicológica el tratamiento y la orientación que se les brindaba a los pacientes y/o sus familiares.
Muchas pueden ser las ramas y/o contextos en los que se pone de manifiesto la psicología clínica. Entre estos se destacan: la familia, la pareja, la sociedad, etc.
Entre las funciones del psicólogo clínico se encuentran:
Evaluar: El psicólogo clínico posee un conjunto de técnicas y herramientas que le permiten realizar una evaluación general de la persona, o por el contrario, evaluar en profundidad un aspecto determinado.
Diagnosticar: A partir de la evaluación previamente realizada, debe ser capaz de diagnosticar un trastorno mental o una situación que puede resultar favorecedora del mismo.
Intervenir: En función del diagnóstico realizado, el psicólogo clínico cuenta con un amplio arsenal terapéutico que le permite incidir, atenuar, modificar o eliminar determinado diagnóstico.
La intervención se puede llevar a cabo a partir de un modelo psicoterapéutico definido, o de la orientación psicológica.
Prevenir: Como parte de sus funciones también se destaca la formación de recursos persono lógicos y resilientes que permitan a las personas afrontar adecuadamente situaciones conflictivas, previniendo de esta manera la aparición de un trastorno mental y favoreciendo la adaptación saludable y creadora al medio.
La psicología clínica, a pesar de ser considerada una rama específica de la psicología como ciencia, también se distingue en cuanto a campos de acción y/o variedades se refiere.
En este sentido se describen como los principales tipos de psicología clínica los siguientes:
En la actualidad, son casi ilimitadas las técnicas que puede emplear la psicología clínica para lograr sus objetivos como ciencia aplicada al ser humano.
Sin embargo, dichas técnicas se pueden dividir en dos grupos fundamentales: las técnicas de evaluación y las técnicas de intervención.
Como parte de las técnicas empleadas para el proceso de evaluación se pueden mencionar aquellas que se aplican en función de obtener la información necesaria sobre el paciente o cliente.
Entre estas técnicas se destacan: la entrevista, los test psicológicos y psicométricos, la observación, las técnicas proyectivas, etc.
Las técnicas de intervención, por su parte, son las empleadas con el objetivo de aliviar, suprimir o modificar síntomas o malestares psicológicos en las personas.
En este grupo se encuentran: la terapia familiar, grupal, individual, de pareja, la orientación, etc.
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