Las mascarillas caseras también constituyen una opción plausible en los últimos tiempos cuando todos los esfuerzos se enfocan a preservar la salud individual y de nuestros familiares, amigos y conocidos.
A pesar de que son muchas las maneras, ideas y formas para su confección, se hace necesario tener en cuenta elementos de vital importancia como su nivel de efectividad y algunas exigencias requeridas para ello.
Es por ello que en los últimos tiempos las mascarillas caseras son el modelo más controversial, defendido por algunos resultados científicos, y puesto en dudas por otros.
Es por esta razón que hemos pensado este artículo con el fin de ofrecer todos los elementos a tener en cuenta para elegir una mascarilla casera, cuáles son sus ventajas y desventajas y cómo podemos confeccionarlas nosotros mismos.
Las mascarillas caseras, como su propio nombre sugiere, son aquellas confeccionadas de tejido y fabricadas en casa con una máquina de coser o con las propias manos.
Al igual que el resto de las mascarillas su fin principal es evitar el contagio y la propagación de virus y bacterias a través de la inhalación de gotas o aerosoles.
Son muchas las dudas y las polémicas en torno a la eficacia de las mascarillas caseras. Sin embargo, la respuesta a esta interrogante depende en gran medida de la tela o el material que escojamos para fabricar nuestra mascarilla.
Según un estudio reciente del Journal of Hospital Infections uno de los materiales capaces de proteger en un 83% es el de las bolsas aspiradoras.
Por el contrario, no se recomienda el uso de telas de algodón estándar, como de una sábana, por ejemplo.
El otro tejido más recomendado es la tela de algodón. Para ello puedes usar una bufanda o una camiseta, pero recuerda siempre que su nivel de efectividad es mucho menor.
A pesar de que te hayas asegurado de emplear el material recomendado para elaborar tu mascarilla, es importante que una vez lista, la sometas a algunas pruebas prácticas que te ayudarán a determinar su nivel de eficacia y seguridad.
Un ejemplo recomendado por el profesor de la Universidad de Portsmouth, Simone Kolstoe consiste en colocarte la mascarilla e intentar apagar una vela.
Evidentemente cuanto más esfuerzo te cueste lograr apagarla, mayores probabilidades tienes de que tu mascarilla sea efectiva.
Una de las ventajas de las mascarillas caseras, además de que podemos hacerlas a nuestro gusto y empleando los colores y tejidos de nuestra preferencia, es la posibilidad que brindan de ser reutilizadas.
A diferencia de otras mascarillas, éstas pueden ser adecuadamente lavadas y desinfectadas y continuar formando parte de nuestro arsenal de estrategias para prevenir la Covid-19.
De este modo, contribuyen a la preservación del medio ambiente pues no se trata de un desecho solido que debemos tirar una vez terminemos su empleo, como es el caso de las mascarillas quirúrgicas, por ejemplo.
Además, son económicas, accesibles y fáciles de hacer para toda la familia.
La principal desventaja de las mascarillas caseras es que no están sometidas a exigencias de calidad y eficacia.
Por esta razón, es muy probable que algunas personas usen una mascarilla casera y no se encuentran adecuadamente protegida de los aerosoles del virus que se esparcen por el aire.
Es por ello que en muchos países se ha prohibido su uso fundamentalmente en los espacios cerrados y/o muy concurridos de personas.
Otra de sus desventajas es que la mayoría de las veces no evaluamos su nivel de eficiencia y calidad a medida que lavamos y reutilizamos la mascarilla, pues un lavado reiterado y sobre todo si empleamos agua caliente, puede debilitar la tela y hacer la mascarilla mucho más permeable a los agentes patógenos.
Para hacer una mascarilla casera corte con un tejido recomendado dos trozos con forma rectangular, aproximadamente de 10 x 6 pulgadas.
Coloque uno sobre el otro y cosa los bordes para formar una sola pieza. Pliega la tela dos veces y ajústala en los lados cortos.
En los lados largos, haga un dobladillo de aproximadamente ¼ de pulgada y pase un elástico por el dobladillo más ancho a cada lado de la mascarilla.
Puedes auxiliarte de una horquilla de pelo o un alfiler para ayudarte a pasar el elástico a través del dobladillo.
Finalmente ata los extremos evaluando la distancia de las orejas para que la mascarilla quede lo más ajustada al rostro posible.
Alternativamente puedes emplear un cordón o una tira de la misma tela y dejar los extremos más largos para ajustarlos detrás de la cabeza.
Una opción que a muchos agrada es dejar entre las dos capas de tela una especie de bolsillo que permita introducir un filtro y nuestra mascarilla funcione de forma similar a una mascarilla quirúrgica.
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