La herencia cultural, constituye uno de los tipos de herencia más importantes para el desarrollo de cualquier sociedad.
Y es que el hecho de transmitir algo, implica que de una o varias personas, permanezca un patrimonio transferido que pueda conservarse, para que así varias generaciones puedan disfrutar de él.
Sin embargo, para comprender mejor su importancia, se hace necesario la comprensión de lo que implica el fenómeno en sí mismo.
La Herencia Cultural es el conjunto de tradiciones y valores que conforman un patrimonio que ha quedado y permanecido de un pueblo o lugar determinado y se trasmite de generación en generación.
Tal patrimonio está conformado por costumbres, bienes, creencias, pueblos en toda su dimensión, expresiones artísticas desde la danza hasta valiosas obras de arte; así como prácticas sociales y toda manifestación de la cultura.
A través de la Herencia Cultural se puede valorar la magnitud e importancia del legado recibido, de forma histórica y da la medida de cómo se desarrolló ese valor cultural o de cómo vivió ese pueblo, sus costumbres y tradiciones.
Por otra parte existen conceptos que aclaran que la Herencia Cultural no solo incluye las expresiones culturales del pasado, sino que refleja además las vigentes.
En consecuencia, estos bienes que conforman el patrimonio de la Herencia Cultural, deben de ser testigos de valores o tradiciones humanas que perduran por un período de tiempo y que aportan caracteres únicos de una civilización que aún existe o ya desapareció.
A través de la UNESCO, que es la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, se declaran Patrimonio Cultural de la Humanidad, aquellos bienes y sitios que por su relevancia y significación, merecen tal distinción.
La Herencia Cultural se clasifica de acuerdo a los bienes que la conforman:
Dentro de los bienes muebles, están aquellos que existen físicamente y son susceptibles de ser trasladados, como es el caso de las obras de arte, los libros, instrumentos musicales, prendas, manuscritos, esculturas, muebles, entre otros.
Los bienes inmuebles, por el contrario, son aquellos que no son susceptibles de moverse y serán las edificaciones: Iglesias, palacios, ruinas, cementerios, entre otros.
Dentro de estos bienes aparecen sitios históricos, arqueológicos y hasta aquellos que forman parte de las profundidades marinas, porque existen ciudades que por condiciones geográficas hace miles de años se encuentran sumergidas y poseen gran valor histórico y cultural.
La Herencia Cultural también incluye aquel legado que no es material, ni palpable y se encuentra en el intelecto de un pueblo, que lo identifica y distingue del resto, otorgándole autenticidad y características que lo hacen único.
Dentro de esta clasificación entra la música, las investigaciones científicas, la filosofía, la religión y todas las creencias.
Además de las leyendas, mitos y hábitos que determinan un modo de vida; así como el conocimiento, las formas de pensar que han quedado escritas y otras oralmente.
Dentro de esta clasificación se incluyen aquellos lugares abiertos como las plazas, los mercados, donde se practique algún evento cultural único.
La Herencia Cultural, posee varios caracteres que la distinguen y le otorgan cierta singularidad. Entre estas características se encuentran:
Es social, pues el patrimonio que la conforma es respetado y cuidado para el disfrute de todos en la sociedad.
La Herencia Cultural, también es tradicional y moderna, porque puede mostrar rasgos de identidad muy antiguos y únicos de cualquier pueblo o ciudad.
También es original, de ahí su autenticidad, porque tiene la capacidad de ser modificada partiendo de las características originales a tono con el desarrollo cultural contemporáneo.
Es didáctica, porque permite enseñar y transmitir a otros ese legado histórico.
Es integradora porque abarca todas las manifestaciones culturales y así fortalece la cultura de una sociedad.
Por otra parte es representativa, por el poder de ser transmitida de una generación a otra.
Otra de sus características es su poder de fortalecer la identidad cultural en determinada sociedad.
La herencia Cultural ocupa un lugar fundamental en el mundo, porque la expresión cultural que podemos tener , es el grado de conciencia de la importancia de conservar todo aquello que recibimos de nuestros antepasados.
También la Herencia Cultural permite tener una idea clara de las características de lo heredado y de ella se pueden reproducir con certeza aspectos relacionados con la vida de las personas, sus hábitos, formas de desarrollo, etc.
De esta forma se fortalecen valores de identidad nacional y es orgullo de los pueblos aquello que es herencia cultural, porque los identifica y por lo general es producto de una creación humana que se convierte en algo beneficioso y del disfrute de todos.
De ahí la importancia de saber identificar que es herencia cultural y la importancia de su conservación para que sea disfrutada futuramente, porque de lo contrario, puede ser destruida.
La Herencia Cultural no encierra solamente la cultura en sí, es más que eso porque guarda un gran valor patrimonial de conocimientos, intelectualidad, tradiciones y costumbres.
Son varios los ejemplos de las manifestaciones que abarca la herencia cultural alrededor de todo el mundo, ya que cada nación mantiene un legado de estas costumbres y tradiciones.
Desde la antigüedad, existen obras como Las Pirámides de Egipto, el Sistema de Alcantarillado de Babilonia, La Muralla China, El Coliseo y el Foro Romano, además de técnicas arquitectónicas que han sido aplicadas en las ciudades modernas de todo el mundo.
Otros ejemplos de la Herencia Cultural en la antigüedad es el teatro griego y los géneros de comedia y tragedia, expandidos hoy en todo el mundo; así como el alfabeto griego que ha sido base de posteriores alfabetos.
Otros legados han sido los diferentes lenguajes como el español que con la Conquista del Nuevo Mundo se expandió a gran parte del planeta, pues son varios los países de habla hispana.
Obras arquitectónicas que identifican a naciones con solo mencionar su nombre como la Torre Eiffel, en París; La Capilla Sixtina en el Vaticano; la Ciudad del Cuzco, en Perú, entre otros.
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