La conciencia temporal es también conocida como inteligencia racional.
Son muchas las disciplinas y ciencias encaminadas al estudio de este controversial y complejo fenómeno humano.
El propio “tiempo” como categoría, ha sido objeto de análisis desde tiempos remotos. Su definición ha pasado por el ojo investigativo de varios filósofos a lo largo de la historia, siendo Edmund Husserl uno de los más citados en este sentido.
El propio Agustín de Hipona, puso al descubierto el gran misterio que supone el estudio de el tiempo y las cuestiones temporales cuando dijo:
“¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta lo sé, pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé”.
Lo cierto es que el tiempo es un término abstracto, que no puede ser aprehendido, palpado; sino que nos valemos de una secuencia de acciones y cambios en nuestro pasar por la vida para dar cuenta de él.
Veamos entonces en qué consiste eso que los estudiosos han denominado conciencia temporal.
¿Qué es conciencia temporal?
Se entiende por conciencia temporal a la conciencia de todo lo que existe independiente del hombre desde una mirada en el tiempo.
Algunos estudiosos la describen como el período de tiempo que transcurre desde que un tema o fenómeno determinado afecta a una o varias personas hasta que se percatan de la existencia del mismo.
La conciencia temporal tienen en cuenta conceptos que aluden a la temporalidad, como: pasado (qué pasó), presente (qué está sucediendo) y futuro (cómo y cuándo podemos darle solución a dicho tema).
Características de la conciencia temporal
La conciencia temporal es abstracta. Consecuentemente, requiere de herramientas objetivas para hacerse notar, un ejemplo claro es un reloj.
Permite discernir entre un comportamiento normal o anómalo luego de haber sufrido algún trauma craneoencefálico.
Preguntas como: ¿qué día es hoy?, ¿es de día o de noche?, ¿aproximadamente qué hora es?, y ¿recuerda lo ocurrido?, dan cuenta de la existencia de una conciencia temporal.
Por otra parte, que sea abstracta no significa que tenga un basamento material, estamos hablando del cerebro.
Existen acontecimientos neurales que dan lugar a la conciencia; varias zonas cerebrales y neurotransmisores (ej. serotonina, dopamina, histamina) se encargan de que esto sea posible.
La conciencia, al igual que la conciencia temporal está determinada por la interacción de diversas estructuras como la formación reticular, el tálamo y la corteza; y varios factores que pueden ser endocrinos, sensoriales, vasculares, etc.
Por otra parte, está vinculado al concepto de “orientación”, teniendo en cuenta que esta última alude a la capacidad de los sujetos de identificar con adecuación y de manera secuencial el tiempo presente, pasado y futuro; así como la ubicación en el espacio.
Ejemplos de la Conciencia temporal
Un ejemplo de conciencia temporal es cuando se programa una alarma para despertarnos.
Es muy frecuente que tras haber sonado la alarma nos quedemos remoloneando un poco, pero ya aparece la conciencia del tiempo, sabemos que ya es hora de levantarnos.
Otro ejemplo es cuando empezamos a asumir comportamientos responsables sobre el medio ambiente porque nos percatamos de las nefastas consecuencias si seguimos dañándolo.
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