septiembre 11, 2023
La conciencia espiritual pone sobre el tapete una idea clara: “los seres humanos podemos lograr grandes cosas si la poseemos, cosas sólo para generar bienestar propio y común”.
Sri Sri Ravi Shankar, el creador de la Fundación El Arte de Vivir, profetiza al respecto.
Sus preceptos para convertir la vida en un espacio de crecimiento continuo son seguidos al menos en 142 países.
Algunos de estos preceptos son: confianza, dejar de culpar a otros y a nosotros mismos, valorarnos y valorar a los otros, aceptar que nada es permanente, aceptar nuestra propia muerte, responsabilidad, sinceridad y no aferrarnos al pasado.
De esta manera, la conciencia espiritual abre sus puertas a algo buscado por todas las personas: la paz interior.
Existen muchas prácticas que llevan a cuestas esta aventura, tales como las diferentes religiones (ej. budismo), el yoga, etc.
La conciencia espiritual es la capacidad de los seres humanos de dejar de vivir en un mundo de ensueño, dejando atrás su ego para centrarse en su pasado y futuro; y perdiendo el rol de observador para cuestionarse quién está observando.
Se trata de una conexión especial con un ser divino superior y la naturaleza interna de la persona, lo cual permite percibir el mundo tanto externo como interno de una manera especial.
La conciencia espiritual es propia de los seres humanos, aunque no todos alcancen dicho despertar espiritual.
Está vinculada indiscutiblemente a un ser invisible a los ojos humanos, pero que da claridad a asuntos de la vida cotidiana desde un punto de vista diferente.
Las personas portadoras del despertar espiritual son líderes por naturaleza, o sea, tienen el don de que muchedumbres sigan y hagan eco de sus ideas.
Otra de las características de la conciencia espiritual es el cuestionamiento del presente por parte del sujeto, y la necesidad de cambiar algo.
Para citar ejemplos de conciencia espiritual es necesario abordara a través de las personas que la han poseído, por ejemplo: Mahatma Gandhi, Jesús, María Teresa de Calcuta, Nelson Mandela y Buda.
Las figuras antes citadas tienen en común el haber sido impulsoras de la creencia de la perfección humana.
El ser pacífico, meditativo, valorar la conexión entre las personas, abandonar los apegos, ver la muerte como algo natural, creer en la intuición y tener paz interior; son otros ejemplos de conciencia espiritual.
Se suman la empatía y la compasión, o sea, ponerse en el zapato de los otros.
Otra expresión de la conciencia espiritual es el bienestar que experimentan las personas, quizás no de manera ininterrumpida, pero notablemente superior al de los demás.
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