Hablar de los valores universales no es una tarea fácil, puesto que su concepto suele ser bastante amplio y abierto a las más disímiles interpretaciones.
Estos permiten promover una educación encaminada a la paz, para lograr de este modo, en algún momento, la convivencia pacífica entre los individuos.
Podemos afirmar que los valores universales están formados por las normas de comportamiento que se consideran válidas para una época determinada.
A partir de dichas normas, se rige el comportamiento de los individuos y la convivencia social, adecuando ambos aspectos a lo que es considerado correcto, adecuado y bueno en cada la sociedad.
Son los valores universales, los responsables de moldear los derechos humanos y poseen para todas las personas el mismo valor.
Los valores universales son estudiados por la axiología, una rama de la filosofía; y también son escrutados por disciplinas como la ética y la moral.
Los valores universales son transmitidos a través de la educación impartida por la escuela y la familia, donde los medios de comunicación también juegan un rol importante en este sentido.
No obstante, algunos estudiosos del tema afirman que este tipo de valores se creen innatos al hombre, razón por la cual, se encuentran presentes en las más disímiles culturas.
Las características que unifican y relacionan a los valores humanos son las siguientes:
Son trascendentes: para la mayoría de las personas estos valores son obligatorios, pues le confieren sentido a la existencia del ser humano en general.
Son abstractos y mentales: estos valores no son visibles ni palpables, no constituyen objetos concretos; sino todo lo contrario, existen solo en la subjetividad de cada persona, materializándose en las interpretaciones sobre acciones y cosas, que cada cual realiza.
Tienen carácter histórico: resultan de un largo y complejo proceso social, caracterizado por cambios y trasformaciones que se van sucediendo, en dependencia del momento histórico y la sociedad en cuestión.
Son jerárquicos: esto significa que no a todos los valores universales se le concede la misma importancia. Mientras unos son considerados principales o centrales, otros son secundarios.
Aunque los valores universales son numerosos, a continuación le mostramos una vasta lista de los que consideramos más importantes:
Justicia: es actuar y juzgar conforme a la verdad, ofreciendo a cada cual lo que merece. Busca el bien común para los individuos de una sociedad, y de esta forma mantener la armonía entre los miembros de la misma.
Carácter: conjunto de rasgos que posee el individuo, que revelan poderosos principios éticos de madurez.
Coraje: cualidad que nos permite mantenernos fuertes y firmes ante la tristeza y el dolor.
Honestidad: corresponde a la cualidad de ser sincero, veraz y a la vez justo.
Respeto: es mantener una especial consideración a una persona o cosa que se le atribuyan importantes cualidades.
Libertad: con ella podemos actuar de la forma que nos parezca conveniente en la sociedad, siempre y cuando sea con responsabilidad y no afecte a terceros.
Integridad: cuando se portan solidos principios morales y se actúa siempre en consecuencia a los valores.
Disciplina: mantener el control sobre los propios sentimientos y comportamientos.
Perseverancia: no ceder ante los tiempos difíciles y continuar luchando por la causa propia.
Paciencia: nos permite tolerar los problemas, tener en cuenta deseos y necesidades de los otros y estar dispuesto a esperar sin que esto provoque el enojo o incomodidad.
Bondad: supone la realización de lo bueno.
Honradez: cualidad que caracteriza a las personas que actúan conforme a lo correcto en todo momento.
Solidaridad: constituye la responsabilidad mutua que contraen varias personas, que le permite ayudar en la causa ajena ante determinadas circunstancias.
Tolerancia: mantenerse permeable ante opiniones o posturas que difieren de la propia.
Confianza: es la enérgica esperanza o seguridad que se mantiene con respecto a algo, alguien, incluso uno mismo.
Altruismo: ayudar a otros sin esperar nada como recompensa.
Valentía: cualidad que nos permite actuar con decisión y sin titubeos, en las diferentes situaciones de la vida.
Gratitud: es reconocer la ayuda y el favor que otros nos profesan.
Responsabilidad: hacerse cargo de las decisiones que fueron tomadas por voluntad propia.
Compasión: significa comprender el sufrimiento de otros.
Autodominio: virtud de quien puede controlar sus emociones e impulsos negativos.
Sabiduría: resulta de adquirir los conocimientos y experiencias con el fin de mejorar las actividades llevadas a cabo en la sociedad.
Podemos citar, por el ejemplo, el caso de un practicante de la religión cristiana, que no se siente cómodo con que otras personas juzguen su fe.
Muchas veces, esto ocurre porque se tienen en cuenta acciones moralmente cuestionables, cometidas por otros practicantes de la misma religión en nombre de esta, como fueron la Inquisición o los cruzados.
No obstante, para respetar la libertad como valor universal, debemos estar preparados para tolerar la definición que otros escojan de su propia identidad, y a la vez que los otros respeten la nuestra.
Cometemos un error cuando pretendemos imponer nuestros propios criterios y creencias a los demás, o clasificarlos de una forma u otra, aunque esto no sea de forma intencionada.
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