La Filosofía Moderna es una página más dentro de la historia de la Filosofía. Se enmarca en el período del siglo XVII hasta el S. XVIII.
Fue un gran debate entre corrientes racionalistas y empiristas fundamentalmente, pues tenían una visión contraria sobre lo que constituye el objeto de estudio de la Filosofía: el mundo (la naturaleza física), el hombre y Dios.
El modernismo pauta una nueva concepción del mundo, dejando atrás la religión como eje central del pensamiento, característica del período precedente: la Edad Media.
Para los modernistas, el conocimiento parte del “yo” o sea, de uno mismo. Posteriormente, es que el hombre puede conocer las demás cosas y emitir ideas e impresiones sobre estas.
En otras palabras, para los filósofos modernos, el punto de origen de la Filosofía es la conciencia.
En este sentido, cargaron sobre sus hombros la responsabilidad de demostrar la existencia de las cosas. ¡Qué dilema!, ¿verdad?
Primeramente, es válido entender qué es la Filosofía. Fue Pitágoras, filósofo de la Grecia Antigua, quien introdujo este concepto.
Etimológicamente la palabra se compone de dos conceptos: filo y sofía, que significan amor y saber respectivamente. Por ende, la Filosofía es el amor al saber.
Se apellida Moderna para delimitar las maneras en que el hombre buscaba ese saber, cómo intentaba responder las siguientes interrogantes: ¿quiénes somos?, ¿cuál es nuestro origen?, ¿hacia dónde vamos? y ¿dónde estamos?
Se dice que la Filosofía Moderna es la filosofía de las representaciones de un cogito, incluyendo las de origen intelectual (basada en ideas) o sensible (basada en impresiones).
Además, es considerada la ciencia que sustenta la Revolución científica.
La filosofía moderna surge como necesidad de un capitalismo que se va imponiendo ante un feudalismo decadente. Las nuevas ideas y concepción del mundo responden a la clase burguesa de la época.
Como se mencionó inicialmente, la Filosofía Moderna se divide en dos grandes corrientes: el Racionalismo y el Empirismo.
El Racionalismo aboga por el poder de la razón y la creencia en las ideas innatas; mientras que el Empirismo asume la experiencia como fuente del conocimiento y niega las ideas innatas.
Cada una de estas corrientes ampara representantes feroces. Dentro del Racionalismo se destacan: René Descartes, Baruch Spinoza y Gottfried Leibniz.
En cuanto al Empirismo: Francis Bacon, John Locke, Hume y Berkeley.
Sin duda alguna, no se puede dejar de mencionar a Inmanuel Kant, quien fue como una luz al final del túnel que representaría la eterna discordia entre el racionalismo y el empirismo.
Se está hablando del surgimiento del idealismo como una tercera escuela dentro de la Filosofía Moderna. El idealismo parte de Dios, luego descubre al hombre y finalmente, la naturaleza.
Ya puestas las cartas sobre la mesa, se dará una pincelada de los conocimientos de algunos de los filósofos antes mencionados.
Empecemos por Francis Bacon, fundador del empirismo. Fue quien introdujo por primera vez en Filosofía, la palabra “técnica”.
Esto le vino como anillo al dedo al sistema capitalista ávido de poder, sobre todo, en el ámbito político.
Para Bacon, la naturaleza debe interpretarse mediante métodos, con un orden.
Daba por seguro que los problemas terrenales iban a ser resueltos por la razón humana y la experiencia práctica.
Hablemos ahora de René Descartes, principal exponente del racionalismo y muy conocido por su frase: “Pienso, luego existo” (cogito ergo sum).
Para Descartes, de lo único que no se podía dudar era de la capacidad de los hombres para dudar; lo que él llamaría “el tribunal de la razón”.
Se dio la tarea de encontrar la esencia del movimiento, a lo cual iba a dar respuesta mediante la relación entre la técnica, la física y la matemática.
Insertó la palabra Método, que significa camino. La búsqueda de este método se refugió en las matemáticas, específicamente en la geometría.
La filosofía moderna se caracterizó por concebir al hombre como centro del universo, también denominado: centralismo o antropocentrismo.
Es una época en la que el hombre empieza a replantearse su propia existencia y la de la naturaleza a partir de estudios verificables científicamente.
Aparece la gnoseología o teoría del conocimiento, que da al traste con la concepción precedente de que la realidad había que aceptarla tal como se presentaba, ajena a la voluntad del hombre.
Por tanto, la Filosofía Moderna se caracteriza por la reflexión y debate en torno a la realidad y las capacidades cognitivas y sensoriales del hombre para interpretarla.
Hasta aquí, se puede afirmar que las reflexiones del pensamiento modernista son antropocéntricas y mecanicistas.
Por otra parte, emerge un nuevo concepto de “la verdad”. Antes lo verdadero era todo lo que nos rodeaba y que era palpable (el mismo hombre, la naturaleza, etc.).
Para el modernismo, la verdad se encuentra en el interior del hombre, en su mente, en su intelecto. El conocimiento brinda la realidad suprema.
Otra característica que no debe faltar es la nueva visión de Dios: el deísmo.
Según lo que se ha mencionado hasta el momento, se deduce que durante el modernismo existe una progresiva eliminación o separación de Dios.
No se trata de la ausencia de motivos cristianos sino de la dimensión sobrenatural. Aquí se alaba la figura del hombre, por tanto, no se puede exaltar la de Dios.
Por ejemplo, durante la Revolución francesa aparecen supuestos morales que responden a la cristiandad en su lema: “liberté, egalité, fraternité”.
Por otro lado, la política se desvincula de la moral y se convierte en una técnica de conservación e incremento del poder sobre los hombres.
Entre los métodos más importantes y que también constituyen aportes de la filosofía moderna se encuentran:
El Método cartesiano: Pertenece al Racionalismo, creado por Descartes en su afán de convertir a la filosofía en un conocimiento científico.
En su obra “Discurso del Método” abarca cómo realizar una investigación filosófica a partir del principio de matematización.
El método consiste en 4 reglas fundamentales:
Otro de los métodos es el Discursivo e intuitivo: Éste método es completamente contrario al anterior.
El término intuición era empleado fundamentalmente por los idealistas alemanes, como lo era Hegel.
La intuición proviene del latín intuir que significa “ver”. Es una primera manera de llegar al conocimiento y se dirige directamente al objeto. Es un conocimiento inmediato.
Se dice de varios tipos de intuición: sensible, espiritual, intelectual, volitiva y emotiva. En el caso de la primera, ocurre justo cuando se percibe el objeto.
Método experimental: Para entender este método es necesario saber que el objeto material de la filosofía son todas las cosas; y su objeto forma son las cosas supremas.
Partiendo de estas premisas, los empiristas comprenden que la forma de hacer estos objetos cognoscibles es mediante el método experimental racional.
Aquí experimental no es equivalente a su definición desde la química o la física. Para los filósofos modernos, experimento es igual a “experiencia sensible”.
Hoy podemos ser testigos de los aportes de la Filosofía Moderna, tan grandes como el grosor de los propios libros que nos narran su historia.
¿Acaso te resultan familiares los siguientes términos?: evidencia, certeza, demostración y técnica.
Pues son terminologías que emergen de los pensadores modernistas y que hoy son claves para hacer un diagnóstico clínico, para poner lacras sociales tras las rejas, para guiar el proceso de enseñanza- aprendizaje en las escuelas, etc.
Cuán cierto es lo que nos enseñó Bacon, la experiencia conlleva al saber. Aun cuando no podemos absolutizar esta afirmación, no deja de tener mérito.
Las ideas de este filósofo han trascendido a través de la historia. Por ejemplo, él escribió sobre la relación entre ciencia y poder, aunque en ese entonces se trataba del poder del hombre sobre la naturaleza.
Actualmente, esa relación se refleja en el poderío entre naciones. Por ejemplo, quien tenga la tecnología de punta es quien tiene el poder.
Otro de los aportes de la Filosofía Moderna se le adjudica a Descartes, quien nos hace un llamado a pensar, a ser críticos de nuestros propios actos, de nuestros pensamientos.
Parece cosa de locos, pero no es así, fíjese cómo era la educación tradicional, en la que el alumno era como un “recipiente”, “un reproductor de libros”, “una USB”.
En nuestros días, aun cuando no se niega el aprendizaje por reproducción e imitación, se aboga por un estudiante que participe activamente en las clases, que analice lo que el maestro está diciendo, que interprete y critique lo que lee, que exista una autogestión del conocimiento.
Descartes ha trascendido también por sus nociones de movimiento, aplicables a la ingeniería mecánica, a la Psicología (dialéctica- materialista), a la Anatomía molecular, etc.
También nos hemos beneficiado de su descubrimiento: las coordenadas cartesianas. Éstas consisten en determinar la ubicación de un punto por su distancia perpendicular a un eje de 2 planos como mínimo.
Las coordenadas cartesianas se aplican en varias áreas del conocimiento, entre ellas, la física y la economía.
Introducción Al elegir un nuevo vehículo, muchos se debaten entre un coche compacto y un…
En la búsqueda de opciones más saludables para nuestra dieta, los jugos, especialmente el verde…
Cuando se trata de elegir entre el pan de centeno y el pan de maíz,…
Cuando se trata de crear el cine en casa perfecto, una de las decisiones más…
La elección entre el café de grano arábica y robusta depende principalmente de las preferencias…
La elección entre yoga y pilates a menudo confunde a aquellos que buscan mejorar su…