La capacitación constituye una de las realidades que cada vez más ponen en práctica las empresas para alcanzar de forma óptima el logro de sus objetivos.
Hoy en día son muchos los gerentes y administradores que la ubican como un elemento clave para la obtención del triunfo y el crecimiento como empresa frente a un mercado que se torna cada vez más competitivo.
La capacitación puede ser definida como aquel grupo de tareas didácticas o instrucciones aplicadas que se orientan a la preparación profesional de los trabajadores.
Tiene como fin la ampliación de conocimientos, aptitudes y habilidades que favorezcan un mejor desempeño profesional.
Se considera parte de un proceso educativo que implica el diseño de técnicas específicas y una planeación anterior a su puesta en práctica.
Se trata, de manera general, de cualquier proceso de educar, enseñar o instruir sobre un tema determinado a cierto número de personas que se desempeña (o procura hacerlo) laboralmente en ello.
Gracias a la capacitación, las empresas pueden cubrir sus necesidades cognoscitivas y prácticas, ofreciendo los conocimientos pertinentes a los trabajadores.
Existen varios tipos de capacitación que se definen atendiendo a diferentes elementos. Atendiendo a la población y el escenario al cual va dirigida se encuentran:
Atendiendo a las vías utilizadas se encuentran:
Existen otros tipos de capacitación que han sido identificados como:
La capacitación, como todo ejercicio didáctico, esta ordenada en etapas y por tanto se considera un proceso.
A continuación se mencionan las principales etapas que lo conforman:
Primera etapa: detección de las necesidades. Es importante partir de un adecuado y exhaustivo análisis y evaluación de las necesidades presentes en la organización.
De este modo se aplican técnicas específicas que facilitan su identificación y orientarán los objetivos del proceso, haciéndolo más oportuno y pertinente.
Segunda etapa: Jerarquización de las necesidades. Una vez identificadas las necesidades presentes, es importante ordenarlas siguiendo un orden de prioridad, es decir, definiendo cuáles requieren solución inmediata, y cuales pueden esperar soluciones a largo plazo.
Tercera etapa: plantear los objetivos. Todo proceso de capacitación debe tener bien definidos los objetivos que pretende cumplir.
Los mismos deben plantearse de forma clara, concreta y ser medibles y alcanzables, pues de su cumplimiento o no dependerá la evaluación del programa de capacitación.
Cuarta etapa: elaboración del programa. A partir de los objetivos planteados, se deben definir las técnicas y los procedimientos a través de los cuales se pretende dar cumplimiento a los mismos.
Quinta etapa: implementación. Se pone en marcha el proceso. Se comienzan a aplicar las técnicas y los procedimientos descritos.
Sexta etapa: evaluación: Se propone una etapa para la evaluación y el impacto de los resultados. Sin embargo, durante todo el trascurso también deben aplicarse técnicas de evaluación que permitan ir obteniendo una idea general de cómo marcha el proceso y cuáles pueden ser las necesidades de cambio o modificación en algunos aspectos.
A todo el proceso antes descrito que implica la detección de las necesidades, la jerarquización de las mismas, el planteamiento de los objetivos, el diseño de las técnicas y procedimientos, su implementación y posterior evaluación, es a lo que se le denomina “Plan de capacitación”.
Existen varios métodos a través de los cuales se pone en práctica la capacitación como proceso. Entre estos se encuentran:
La capacitación constituye un elemento de vital importancia para el mundo empresarial en la actualidad.
Gracias a este proceso, los trabajadores más antiguos logran actualizar sus conocimientos y habilidades para el óptimo desarrollo de la empresa y el cumplimiento de sus objetivos.
Permite además la puesta en común de información novedosa y oportuna para todos los miembros de la organización, así como la adaptación a los cambios constantes en materia de tecnología y avances científicos.
Favorece en beneficios tanto para la empresa como a los trabajadores que ganan en nuevos conocimientos y habilidades prácticas.
Le proporciona a la empresa una posición ventajosa con respecto a la competitividad del mercado.
Permite que en cada puesto de trabajo, se desempeñe un trabajador con las habilidades y competencias requeridas y en óptimo nivel de desarrollo.
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